Algunos libros son leídos, otros devorados, poquísimos masticados y digeridos.
(Francis Bacon)

miércoles, 29 de mayo de 2013

La Parranda - Eduardo Blanco Amor

Autor: Eduardo Blanco Amor
Título original: A esmorga
ISBN: 9788433410863
Género: Narrativa
Editorial: Ediciones Júcar
Fecha de publicación: 1959
Fecha de edición: 1985
Número de páginas: 160
 
Sinopsis;
La novela, «comenzada por una visión seminconsciente de mi infancia», dice su autor, fue escrita de un tirón, en poco más de un mes. El escritor parecía liberarse así de viejos fantasmas. Blanco-Amor concentra en ella todo un mundo marginal de prostitutas, camorristas, machos elementales y machos con corazón de mujer, en una ciudad, Auria, que podía ser cualquiera de la lastimada geografía española de principios de siglo. La parranda es la novela de un crimen, de una muerte que se espera desde el principio y que el escritor retrasa, sabiamente, bajo el celaje ritual de la lluvia, monótona, constante, interminable. Pero es también la historia de la tensión secreta de un personaje, Milhomes, que partícipe de un itinerario violento de veinticuatro horas con dos compañeros de borrachera y juerga, se arrastra hacia un previsible y violento final presidido por la muerte.
 
Fragmentos;
 
(...) Si no pensase tanto, me decía para mis adentros, sería como esos que están ahí a sus anchas, con el bandullo lleno de comida, durmiendo como chicos entre una diablura y otra, que así es, y cada uno es como es... Pero yo no, yo cavilo las cosas, pasando de las que son a las que no son, y de unas en otras siempre llego a la muerte, y entonces ya no pienso más, porque al llegar ahí es cuando me coge de lleno el "pensamiento", que es como marcharme de este mundo, y que no es el irle pasando las cosas a uno por la mollera, una a una, como suelen, con sus lugares, sus caras y el nombre de las cosas. El "pensamiento" es venir todo junto y embrollado en un solo instante, hasta que ya no aguanto más y todo se me borra... Que así es la cosa, como si fuese enfermedad, aunque doler no me duele nada. Cuando me viene de repente, es como algo que se me creció, así, como dentro de la tabla del pecho, perdonando el modo de señalar, como si me quisieran estallar los pulsos, y que me lleno todo de una fuerza tal como si fuese a saltar en pedazos.
¡Qué barbaridad! Pero otras veces me viene adespacio, y es como una cansera, como cuando uno se empieza a dormir, y comienzo de hundirme, de hundirme, que es cuando más miedo me da, que despierto de un salto, porque tengo cavilado que si me dejo ir hasta hundirme del todo la cosa no va a parar hasta la muerte. Y, si a mano viene, puede ser que sea la muerte que anda ansiosa de mí para llevarme sin enfermedad, como quien se duerme, que ya se han visto casos... y las más de las veces que me doy al vino es para librarme de eso, aunque no se crea, pero cada uno sabe lo suyo y Dios lo de todos. El vino es lo único que me aparta del "pensamiento", lo único que me saca de este ir cayéndome para dentro de mí, que no me puedo parar sino en la muerte...
No sé si usía me entendió, pero ahora ya lo sabe todo.
...
 
-No, señor, no tengo ni más ni menos ganas de hablar que ayer. Lo que pasa es que, de aquí en adelante, tengo que pensar bien las cosas antes de soltarlas... Tengo que removerlas bien, es un decir... Toda esta noche les estuve dando vueltas, que lleve el diablo lo que dormí, pues se me enredaban todas en la cabeza como aquel que no puede discernir; a caballo unas de las otras por la mollera, que hasta me semeja que tantas no son  para pasarlas en una sola noche.
...
 
-¿Y qué más hechos quiere usía? Los hechos son estos, uno a uno, tal como fueron sucediendo. Ya dije que el final de todos ellos fue por las cosas que antes pasaron, y todo ha de decirse, que si las cosas no hubieran pasado así, tampoco el fin hubiera sido como fue, ya lo dije también. Aunque lo cierto es que cada cosa que hacíamos no era como las que se suelen hacer en las parrandas, que todas son trastadas de diversión y mocedad, y que luego tienen remedio... Nosotros íbamos haciéndolas de mal en peor, como si las hiciésemos sin darnos cuenta, para que luego no tuvieran remedio, como quien va cerrando puertas tras sí y tirando las llaves, que eso es lo que quiero decir: como aquel que va hacia su perdición, sin más.
 
 
 
El "padecedor" de ese "pensamiento" no es otro que Cipriano (también llamado Cibrián o el Castizo), protagonista y narrador de los hechos...

Prácticamente todo el texto de la novela (salvando el comienzo; "Documentación", y el párrafo final que nos cuenta cómo acabó la juerga (La parranda) del Castizo y sus amigos) se basa en el amplio testimonio que el juerguista expone ante un juez, cuyas preguntas sólo conoceremos a través de las respuestas de Cipriano, pues durante toda la obra son sustituídas por guiones, un ejemplo;
-
-Sí, señor... Pues tengo que decir que seguía lloviendo a chuzos.

A través de ese "diálogo", Blanco Amor parece querer mostrarnos, sin "enseñarnos" las palabras, quien tiene el poder y los medios de presión...
Y es que el juez (el poderoso), es el de fuera, el "extranjero", y la distancia infranqueable entre el que interroga y el interrogado se marca constantemente -con una firme intención irónica- en las frecuentes aclaraciones, correcciones y divagaciones de las respuestas...
El diálogo acaba siendo trabajoso y hasta en cierto modo imposible, el juez sólo quiere respuestas concretas, el Castizo necesita, además..un desahogo..
Y así, ante los oídos del poderoso, siempre mudo, va desgranándose la inmoral historia de las correrías de Cipriano y sus amigos; Juanito el "Bocas" y Eladio el "Milhombres"...

Y esa historia es el enloquecido vaivén de una borrachera sin fin, la crónica de unas manos manchadas de sangre, la desolación de un viaje alucinado hasta el fondo de la botella, el esperpento desenfrenado que parece no buscar redención en unos, pero ser la última meta de nuestro narrador...
Y es también la historia de una virilidad mal entendida, de una sexsualidad no aceptada, de la tristeza no reconocida de Socorrito (protagonista fugaz pero importante en la historia)... y del final inmerecido que le espera..

Así que "La Parranda" acaba siendo la crónica de un mundo mísero y miserable, un terreno de claroscuros violentos y grotescos, unos hombres siempre mojados (por fuera por la incesante lluvia -omnipresente a lo largo la historia-, por dentro por el incesante trasiego de alcohol)...

Una fuerza ineludible parece conducir los pasos de los protagonistas hacia la desgracia; así parece entenderlo el Castizo en su orgullosa y autoimpuesta mansedumbre ante el juez...

Y cómo no, es la historia del padecer ese "pensamiento" (que cada lector le ponga la definición que crea conveniente)...
Y de cómo se quiso ser... y se acabó siendo...
 
Mi voto: 8
 
Cine;
-Parranda. (1977-España) Gonzalo Suárez

 



miércoles, 22 de mayo de 2013

Viaje al fin de la noche -Louis Ferdinand Céline (2)

 
Fragmentos;
 
Los hombres se aferran a sus cochinos recuerdos, a todas sus desgracias, y no hay quien los saque de ahí. Con eso ocupan el alma. Se vengan de la injusticia de su presente trabajándose en lo más hondo de su interior con mierda. Justos y cobardes son, en lo más hondo. Es su naturaleza.
...
Las ideas acaban también teniendo su domingo, te sientes más atontado aún que de costumbre.*
...
Enamorarse no es nada, permanecer juntos es lo difícil. La basura, en cambio, no pretende durar ni crecer. En ese sentido, somos mucho más desgraciados que la mierda, ese empeño de perseverar en nuestro estado constituye la increíble tortura.
Está visto que no adoramos nada más divino que nuestro olor. Toda nuestra desgracia se debe a que debemos seguir siendo Jean, Pierre o Gaston, a toda costa, durante años y años. Este cuerpo nuestro, disfrazado de moléculas agitadas y triviales, se revela todo el tiempo contra esta farsa atroz del durar. Quieren ir a perderse, nuestras moléculas, ¡ricuras!, lo más rápido posible, en el universo. Sufren por ser sólo "nosotros", cornudos del infinito. Estallaríamos, si tuviéramos valor; no hacemos sino flaquear día tras día.
...
El dolor se exhibe, mientras que el placer y la necesidad dan vergüenza.
...
Años después, cuando lo piensas, resulta que te gustaría mucho recuperar las palabras que dijeron ciertas personas y a las propias personas para preguntarles qué querían decir... Pero, ¡se marcharon para siempre!... No tenías bastante instrucción para comprenderlas... Te gustaría saber si no cambiarían tal vez de opinión más adelante... Pero es demasiado tarde... ¡Se acabó!
...
Cuando paseábamos juntos por las calles frecuentadas, la gente se volvía para compadecer al ciego. Tiene piedad, la gente, de los inválidos y los ciegos y se puede decir que tienen amor en reserva. Hay en cantidad. No se puede negar. Sólo, que es una pena que siga siendo tan cabrona, la gente, con tanto amor en reserva. No sale y se acabó. Se les queda ahí dentro, no les sirve de nada. Revientan, de amor, dentro.
...
 
Reconozco que me cuesta muchísimo "reseñar" un libro que no me ha gustado en absoluto, pero después de Viajar por la noche de Céline, me di cuenta de que soy igual de incapaz si la lectura me ha dejado sin palabras, pero lo intenté;
Y es que "enfrentarse" a este viaje y salir indemne es imposible.
Céline, con el viaje a su propia noche lo que consigue es una radiografía demoledora de la condición humana (una humanidad bastante deshumanizada). Su noche es su desesperanza (que acaba convirtiéndose en la desesperanza de quien le acompañe en su viaje)...
Su lectura nos habla de verdades como puños, de esas verdades que escuecen, y es que los dos Ferdinand (Barmadu y Céline), son capaces de arrastrarte, de manera vertiginosa, a las entrañas de ti mismo, a esa noche que quisíeramos no tener...
 
El protagonista (el propio Céline), ha peregrinado por el mundo -Francia y sus colonias, Estados Unidos y vuelta a Francia- y parece no haber encontrado ningún motivo que le haga ser optimista, y en su peregrinaje, persigue la noche, como si la noche pudiera mitigar las miserias de su propia existencia...
 
La lectura de este libro no se acaba nunca, no termina después de haber cerrado la última página, no. Si has entendido un poco (aunque sólo sea un poco) a Céline y su mala leche, su nihilismo... este viaje te perseguirá, de vez en cuando te revolverá las tripas, te sacudirá la conciencia y su viaje será tu viaje...
 
En fin, que este ha sido, hasta la fecha, mi mejor viaje literario...
 
(Releyéndome, me doy cuenta de las veces que he repetido las palabras "viaje" y "noche", pero ya avisé de mi incapacidad de trasladar a palabras todo lo que sentí con su lectura).
 
Mi voto: 10
 

jueves, 16 de mayo de 2013

Viaje al fin de la noche - Louis Ferdinand Céline (1)

Autor: Louis Ferdinand Céline
Título original: Voyage au bout de la nuit
ISBN: 978-84-350-0893-8
Género: Clásicos de la literatura
Editorial: EDHASA
Fecha de publicación: 1932
Fecha de edición: 2001
Páginas: 573
 
Sinopsis;
Es posible que, tras ciertas experiencias extremas, el mundo y sus habitantes tan sólo merezcan compasión o desprecio. La prosa amarga y quebradiza de Céline, su característico ritmo acelerado, el lirismo salvaje y descarnado con que construyó a sus personajes o la altiva mueca con que contempló la existencia han provocado siempre las más encontradas reacciones; pero sin duda le convierten en uno de los autores de mayor vigencia y, a través sobre todo de la generación beat, tal vez en el que mayor influencia ha ejercido en las nuevas promociones de narradores. Ferdinand Barmadu, el protagonista, es un héroe de nuestro tiempo, y sabido es que nuestro tiempo apenas sí da héroes: herido en la primera guerra mundial, enamorado de una prostituta sin futuro, sobreviviendo el las colonias francesas en África, persiguiendo su particular sueño americano, de regreso en Francia trabajando como médico rural... Una historia capaz de llegar a lo más hondo del corazón humano; una gran novela que contiene muchas claves para comprender la literatura europea y latinoamericana actual.
 
Fragmentos;
 
El brigada de avituallamiento, guardián de los odios de la tropa, dueño del mundo de momento.
Quien habla del porvenir es un tunante, lo que cuenta es el presente. Invocar la posteridad es hacer un discurso a los gusanos.
...
El amor es como el alcohol, cuanto más impotente y borracho estás, más fuerte y listo te crees y seguro de tus derechos. *
...
Perdemos la mayor parte de la juventud a fuerza de torpezas.
Era evidente que me iba a abandonar, mi amada, del todo y pronto. Yo no había aprendido aún que existen dos humanidades muy diferentes, la de los ricos y la de los pobres. Necesité, como tantos otros, veinte años y la guerra, para aprender a mantenerme dentro de mi categoría, a preguntar el precio de las cosas antes de tocarlas y, sobre todo, antes de encariñarme con ellas.
...
(...)Gradualmente, mientras duraba aquella prueba de humillación, yo notaba que mi amor propio estaba listo para dejarme, esfumarse aún más y después soltarme, abandonarme del todo, por así decir, oficialmente. Digan lo que digan, es un momento muy agradable. Después de ese incidente, me volví para siempre infinitamente libre y ligero, moralmente, claro está. Tal vez lo que más se necesite para salir de un apuro en la vida sea el miedo.
...
Los perros, cuando duermen, se parecen a los lobos.*
...
No hay que explicar nada. El mundo sólo sabe matarte como un durmiente, cuando se vuelve, el mundo, hacia ti, igual que un durmiente se mata las pulgas. La verdad es que sería una muerte muy tonta, me dije, como la de todo el mundo, vamos. Confiar en los hombres es ya dejarse matar un poco.
...
Es la edad también, que se acerca tal vez, traidora, y nos amenaza con lo peor. Ya no nos queda demasiada música dentro para hacer bailar a la vida: ahí está. Toda la juventud se ha ido a morir al fin del mundo en el silencio de la verdad. ¿Y adónde ir, fuera, decidme, cuando no llevas contigo la suma suficiente de delirio? La verdad es una agonía ya interminable. La verdad de este mundo es la muerte. Hay que escoger: morir o mentir. Yo nunca me he podido matar.
...
Una noche habrá que adormecer para siempre a la gente feliz, mientras duermen, os lo digo yo, y acabar con ella y su felicidad de una vez por todas. El día siguiente no se hablará más de su felicidad y habremos conseguido la libertad de ser desgraciados cuanto queramos...
...
El viaje es la búsqueda de esa nulidad, de ese modesto vértigo para gilipollas..*
...
"-De acuerdo -respondió ella-. Acompáñame hasta mi casa y te daré un poco de dinero y después te vas a donde quieras."
Quería dejarme tirado en plena noche y lo antes posible. Cosa normal. De tanto verte expulsado así, a la noche, has de acabar por fuerza en alguna parte, me decía yo. Era el consuelo. "Ánimo, Ferdinand -me repetía a mí mismo, para alentarme-, a fuerza de verte echado a la calle en todas partes, seguro que acabarás descubriendo lo que da miedo a todos, a todos esos cabrones, y que debe encontrarse al fin de la noche. ¡Por eso no van ellos hasta el fin de la noche!
...
En la fatiga y la soledad se manifiesta lo divino en los hombres.*
...
Ahora la casa está cerrada. Eso es lo único que he sabido. Buena, admirable Molly, si aún puede leerme, desde un lugar que no conozco, quiero que sepa sin duda que yo no he cambiado para ella, que sigo amándola y siempre la amaré a mi modo, que puede venir aquí, cuando quiera compartir mi pan y mi furtivo destino. Si ya no es bella ¡mala suerte!¡Nos arreglaremos! He guardado tanta belleza de ella en mí, tan viva, tan cálida, que aún me queda para los dos y para por lo menos veinte años aún, el tiempo de llegar al fin.
Para dejarla, necesité, desde luego, mucha locura y un carácter chungo y frío. Aún así, he defendido mi alma hasta ahora y Molly me regaló tanto cariño y ensueño en aquellos meses en América, que, si viniera mañana la muerte a buscarme, nunca llegaría a estar, estoy seguro, tan frío, ruin y grosero como los otros.
...
 


miércoles, 8 de mayo de 2013

Grandes esperanzas - Charles Dickens

Autor: Charles Dickens
Título original: Great Expectations
ISBN/ASIN: 9788483460139
Género: Clásicos de la literatura
Editorial: DEBOLSILLO
Fecha de publicación: 1860
Fecha de edición: 2006
Número de páginas: 664
 
Sinopsis;
Grandes esperanzas es uno de los títulos más célebres del gran autor inglés. Publicado originalmente en 1860, narra la historia de Pip, un joven huérfano y miedoso, cuyo humilde destino se ve agraciado por un benefactor inesperado que cambiará el sino de su vida y hará de él un caballero. Una maravillosa novela de aprendizaje y una magistral galería de protagonistas que trazan un acabado retrato de época, al mismo tiempo que una honda reflexión sobre las constantes de la condición humana. La realidad de la vida cotidiana en Inglaterra y la fantasía se dan la mano, mostrándonos un mundo extraordinariamente humano y detallista y una peculiar psicología de los personajes.
 
Fragmentos;
 
En el primer momento no me fijé en todo esto, pero vi más de lo que podía suponer, y observé que todo aquello, que en otro tiempo debió ser blanco, se veía amarillento.
Observé que la novia que vestía aquel traje se había marchitado como las flores y la misma ropa, y no le quedaba más brillo que el de sus ojos hundidos. Imaginé que en otro tiempo aquel vestido debió ceñir el talle esbelto de una mujer joven, y que la figura sobre la que colgaba ahora había quedado reducida a piel y huesos.
...
 
Al encontrarme delante de ella, rehuyendo su mirada, observé con detalle los objetos que nos rodeaban, y reparé en que tanto el reloj que había encima de la mesa como el que colgaba de la pared estaban parados a las nueve menos veinte.
-Mírame -medijo Miss Havisham-.¿No te da miedo una mujer que no ha visto el sol desde que tú naciste?
Lamento confesar que no dudé en responder que no, lo cual era una gran mentira.
-¿Sabes qué noto aquí? -preguntó al tiempo que ponía las manos en el costado izquierdo, una sobre otra.
-Sí, Señora. -Me hizo pensar en el joven.
-¿Qué toco?
-Su corazón.
-¡Destrozado! 
...
 
"Yo te diré-dijo con el mismo susurro apremiante y apasionado- lo que es el verdadero amor. Es devoción ciega, humillación absoluta, total sumisión, fe y confianza contra uno mismo y el mundo entero, plena entrega del alma y el corazón al que te lo destroza...¡Como hice yo!"
 
Mi voto: 6
 
 
Cine;
-Grandes esperanzas. (1917, EEUU) Robert G. Vignola, Paul West.
-Grandes esperanzas. (1922, Dinamarca) A.W. Sandberg.
-Grandes esperanzas. (1934, EEUU) Stuart Walker.
-Cadenas rotas. (1946, Reino Unido) Davis Lean.
-Grandes esperanzas. (1998, EEUU) Alfonso Cuarón.
-Grandes esperanzas. (2012, Reino Unido) Mike Newell.
 
 




viernes, 3 de mayo de 2013

Los Topos - J. Torbado, M. Leguineche (4)

 
15. La topera de Béjar.
Ángel Blázquez: 20 años escondido.
Antolín Hernández: 17 años oculto.
Manuel Sánchez: 9 años oculto.
Etcétera...
 
-Cuando yo estaba en la cárcel de Béjar, un calabozo medieval que conservaba aún las argollas en las paredes, conocí a Juan Sánchez Benito, que por aquí llamaban "El Molinillo". Era un muchacho joven, de poco más de veinte años, muy inteligente, socialista. Él me contó parte de lo que le había ocurrido y otras gentes me contaron el resto. Este Juan Sánchez Benito estaba escondido en un desván de Pedro Martín, que lo protegía. Pero un día -esto sería al medio año o cosa así- lo descubre un falangista que vive en la trasera, cerca de allí; este falangista ya había matado a su cuñado, era un asesino. Juan Sánchez se da cuenta de lo que pasa, habla a Pedro Martín y a su madre y deciden salir del pueblo. Al día siguiente montan los dos, la madre y él, en un autobús, pero los falangistas ya están avisados y los siguen. La madre no había querido quedarse, decía que ella iba siempre con su hijo. Ya tenía la mujer sesenta y dos años. Se llamaba Cándida Benito Hernández. Bueno: Juan va mirando por las ventanillas del autobús y ve que el coche de los falangistas viene detrás. Se lo dice a su madre y en una curva, cuando había muchos árbloes, se tira en marcha y cae rodando por la cuneta sin que los de atrás se den cuenta. Llegan a Molinillo y los falangistas sacan las pistolas para esperarlo cuando baje del autobús. Y Juan Sánchez no baja, claro, porque no está. Ellos se ponen furiosos, cogen a la madre, la torturan y la suben a un camión que ya tenían lleno de gente para matar en Béjar, adonde la habían devuelto. Estaban furiosos, porque Juan Sánchez era una pieza codiciada; a pesar de ser obrero, era inteligente y ellos perseguían a toda persona inteligente...
Ya por la noche sacan el camión y van matando a la gente y tirándola a la cuneta. Cándida ve que matan a un padre con sus dos hijos, ve que matan a un cuñado suyo ya viejo, pero no dice nada. Los falangistas la dejan la última, pero no dice nada. Entonces la bajan, disparan y se van... Por la mañana unos chicos que cuidan ganado oyen unos lamentos, se acercan y ven a Cándida arratrándose todavía entre las hierbas. Los chicos avisan a Monforte, vienen los falangistas, la cogen y la meten en una casa  que hacía de cárcel en este pueblo. Allí prohíben que le den agua de beber o que le curen las heridas. Murió dos días más tarde. A Juan Sánchez lo cogieron poco después y urió en la cárcel de tuberculosis. Ya estaba casado y hoy vive su viuda, Maximina, aquí, en Béjar, con los dos hijos que él le dejó.
 
16. El último guerrillero.
Pablo Pérez Hidalgo. "Manolo el Rubio". 27 años oculto.
 
Un año y veinte días después de la muerte de Franco, el 9 de diciembre de 1976, la Guardia Civil detuvo en la serranía de Ronda a Pablo Pérez Hidalgo, el último guerrillero...
 
Habla Pablo;
Tengo un amigo que fue anarquista y que hace poco me advirtió de buena fe:
-Pablo, tú ahora lo que tienes que hacer, después de lo que has pasado, es no meterte en líos y olvidarte de la política.
¡Que fácil les resulta decir eso a los que ya no lo sienten! Antes llegué a estar metido hasta los ojos, después viví cuarenta años echado al monte y cuando llegue la hora, ¿me voy a quedar quieto, pasmado?
¿Que podemos ir al socialismo por una vía tranquila? Bien está. Eso quienes deben decidirlo son los jóvenes. Nosotros estamos ya licenciados y lo único que podemos hacer es ayudar a los jóvenes lo mejor que podamos. A mí me quedan las lecturas. Por cierto, ahora que ya no está prohibido, ¿podrían enviarme un ejemplar de "El Estado y la Revolución", de Lenin?
 
17. El topo azul.
Mabuel Corral Ortiz. (Loranca, Guadalajara) 1 año y varios meses escondido.
 
Fueron tres horas y media de marcha, a través del campo, con cuidado de evitar los caminos, salvo un trozo en que resultaba inevitable cruzar las carretera. Justo allí me encuentro con cuarenta o cincuenta individuos armados con escopetas y palos (eran de los "míos"). Yo iba desgreñado, sin afeitar, con barba muy cerrada, pero lo que es peor, sin salvoconducto.
-Salud, camarada.
-Salud.
-¿De dónde vienes, camarada?
-De Loranca.
-Pues en Loranca han matado a dieciocho fascistas.
Reaccioné en aquellas circunstancias de manera muy rara.
-No han matado a dieciocho fascistas, han matado a dieciocho hombres, mejor dicho a dieciséis, porque dos escaparon del pelotón...
 
18. El campeón y su hijo.
Protasio Montalvo. (Cercedilla, Madrid) 38 años escondido.
 
Durante un par de semanas, pues, Protasio habló a informadores de todo pelaje y exigió que se le pagara por ello; se dejó fotografiar por reporteros de medio mundo (incluso debajo de una cama para Newsweek) y exigió que se le pagara por ello. Su rostro lechoso, cortado por una larga boca oscura, apareció en televisión intentando sonreír, y luego pedía dinero a los cámaras y a los técnicos de sonido...
No sentía reparo en hablar del fascismo, de los caciques, de la victoria socialista... pero siempre que se pagara por sus palabras. Y lo más dramático es que no era él quien buscaba el dinero, sino su hijo, convertido de pronto en manager del hombre oculto, administrador de una nueva riqueza, superestrella del turbio firmamento político español. El anciano deseaba hablar a todo el mundo porque deseaba divulgar su historia a los cuatro vientos, una y otra vez, sin cansarse. Decía que su hijo le había dicho que tenía que cobrar, pero él mismo se olvidaba de hacerlo. Sin embargo, el hijo, de profesión taxista y constructor, con la sobervia de los políticos y la agresividad de los acomplejados, lo guardaba como un cancerbero y corría como un chambelán a pedir disculpas por el supuesto cansancio de su padre; "Ustedes deben comprender que en su estado...". "Se les irá llamando uno a uno". "No conviene que hable porque nadie sabe lo que puede ocurrir: la democracia está en el aire"... Después pedía cinco mil pesetas por una fotografía.
 
Hoy Protasio tiene sesenta y siete años y la mitad de ellos los ha pasado sin contacto con la sociedad, siendo como es muy sociable, desgranando una vida mediocre, asustada y mínima bajo el acoso de sucesos que ya el mundo ha venturosamente olvidado y de un hijo que desea para sí la gloria emanda de un hombre a quien no permitió la libertad de regresar cuando era oportuno al mundo de los verdaderamente vivos, si es que este término de "verdaderamente vivos" tiene algún sentido cuando lo referimos a los últimos cuarenta años de historia española.
A veces sus ojos azulencos y vidriosos examinan los alrededores como si buscasen el lugar de donde va a venir el golpe definitivo...
 
...
 
Quizá ahora que terminé con esta ardua tarea, entiendo un poco mejor el por qué no llegó a "gustarme" del todo el libro en sí, cuando lo leí y llegué a la última de las historias, tuve la sensación de que le faltaba profundidad a cada una de ellas... y creo que eso mismo me ha pasado a mí al colgar los fragmentos, pero me parecía injusto (como supongo que le pasaría a los autores) profunizar en unas historias y dejar otras de lado.
Cada historia es una herida, que cuando se publicó por primera vez en 1977 (y no antes debido a la censura), esas heridas aún sangraban;
"Ahora es echar a andar y una lágrima en el suelo
deja la tierra marcada por los pasos de este miedo.
 
Badajoz grita a los cuatro vientos desde sus calles
hasta la Plaza de Toros que no vuelva la sal
la piel de la memoria que la quieren dejar muda,
ciega, coja, sorda y rota."
(Letra del grupo Barricada, "La tierra está sorda")
 
Y no debemos mirar hacia otro lado, y no debemos taparnos los oídos, y no debemos dejar de llorar por cada una de las historias, porque como dijo Cicerón "los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla"...
 
Y es que es necesario hablar de ello, desenterrar esa tan temida "memoria histórica", abrir y airear puertas y ventanas de ese "cuarto de atrás", porque estos "topos" no sólo nos hablan de su pasado trágico, no... Porque no se puede reprimir dolores y deudas que aún siguen aflorando, porque no se le puede negar a nadie querer enterrar dignamente a sus muertos, porque este país sigue estando lleno de cunetas...
Y es necesario vencer los efectos del miedo, de la vergüenza, del cansancio, del remordimiento...
Y era necesario vencer, sobre todo, el silencio y el desconocimiento y eso sí fue un acierto de los autores de este libro, porque nos muestran una realidad oculta y nos ofrece una imagen dramática de la realidad española de la posguerra, oculta de sí misma y exiliada interiormente.
Estos "topos" bien podrían ser la metáfora de la propia memoria española de aquellos años; perseguida, encubierta, sepultada...
 
Las historias que más me conmovieron, fueron; la de "El novelista cobarde" y esta última de Protasio, "El campeón y su hijo", supongo que porque parece que no tuvieron bastante con su fatalidad durante los años de encierro, de soledad, sino que al salir siguieron sufriendo de mano de quienes gracias a ellos vinieron a la vida. Náuseas me provocó sobre todo éste último mal hijo...
También (menos mal) a lo largo de estas vidas que debieron ser otras, vemos el lado opuesto, como las hermanas de Pedro Perdomo, o el padre de Miguelico "Perdiz", por poner algún ejemplo. Y cómo no, la de las mujeres de muchos de los protagonistas.
 
El libro viene acompañado de los rostros de algunos de ellos, que durante su lectura miraba una y otra vez, eran personas, da igual del bando que fueran, hay que abrir los ojos, agudizar los oídos, ponerse en su piel, entender que errores cometemos todos, entender que no por esconderlos desaparecen...
 
Y aprender y des-aprender...
 
Mi voto ("literariamente" hablando): 6
 
Cine;
-30 años de oscuridad. (2011, España) Manuel H. Martín. (8)