Algunos libros son leídos, otros devorados, poquísimos masticados y digeridos.
(Francis Bacon)

martes, 4 de octubre de 2016

La muerte de Artemio Cruz



 
Portada de LA MUERTE DE ARTEMIO CRUZ
Autor: Carlos Fuentes
ISBN/ASIN: 9788420473789
Género: Literatura contemporánea
Editorial: ALFAGUARA
Fecha de publicación: 1962
Páginas: 313
 
Sinopsis:
En su lecho de muerte, durante su último medio día, el anciano y enfermo Artemio Cruz recuerda: no siempre fue ese triste saco de huesos y fermentos corporales; alguna vez fue joven, osado, vigoroso. Y tuvo ideales, sueños, fe. Para defender todo eso, incluso combatió en una revolución. Más la rapiña, la codicia y la corrupción extinguieron su fuego y aniquilaron su esperanza. Tal vez por ello perdió a la única mujer que de verdad lo amó.
 
Fragmentos:
 
-Soy esto. Soy este viejo con las facciones partidas por los cuadros desiguales del vidrio. Soy este ojo. Soy este ojo. Soy este ojo surcado por las raíces de una cólera acumulada, vieja, olvidada, siempre actual. Soy este ojo abultado y verde entre los párpados. Párpados. Párpados. Párpados aceitosos. Soy esta nariz. Esta nariz. Esta nariz. Quebrada. De anchas ventanas. Soy estos pómulos. Pómulos, Donde nace la barba cana. Nace. Mueca. Mueca. Mueca. Soy esta mueca que nada tiene que ver con la vejez o el dolor. Mueca. Con los colmillos ennegrecidos por el tabaco. Tabaco.
...
-¿Ves aquella estrellota brillante? Parece que está a la mano, ¿no es cierto? Pero si hasta tú sabes que nunca la vas a tocar. Hay que decirle que no a lo que no podemos tocar con las manos. Ven; vas a vivir conmigo en la casa grande.
...
...Pero ve nada más cómo se han ido quedando atrás los que creían que la revolución no era para inflar jefes sino para liberar al pueblo. -Ya habrá tiempo. -No, no lo habrá. Una revolución empieza a hacerse desde los campos de batalla, pero una vez que se corrompe, aunque siga ganando batallas militares ya está perdida. Todos hemos sido responsables. Nos hemos dejado dividir y dirigir por los concupiscentes, los ambiciosos, los mediocres. Los que quieren una revolución de verdad, radical, intransigente, son por desgracia hombres ignorantes y sangrientos. Y los letrados sólo quieren una revolución a medias, compatible con lo único que les interesa: medrar, vivir bien, sustituir a la élite de don Porfirio. Ahí está el drama de México(…).
...
 
Conocemos a Artemio tumbado, en sus últimas horas de vida, agonizante... Artemio ya sólo se levanta, ya sólo ve lo que hay detrás de esas ventanas que nadie abre... a través de sus recuerdos.
Artemio se nos perfila, hay muchos Artemios; Artemio revolucionario, Artemio corrupto, Artemio nuevo rico, Artemio cruel... Artemio enamorado...

Pero Artemio en realidad no nos cuenta nada, habla para sí... y a sus 71 años, en su lecho de muerte, rememora los puntos claves de su vida. Los recuerdos son para él como su salvación, la memoria el espejo donde se reconoce.
¿Cómo evitar los errores del pasado?
¿Recordando?
Pero no, Artemio no está expiando sus culpas (que serían muchas), con sus recuerdos se siente grande... pero no inmune..

Por un lado, escuchando los monólogos de Artemio presenciamos la reconstrucción de la memoria propia, intransferible... esas historias de las que todos tenemos (el amor, la madurez, pérdidas, traiciones...) y que son sólo nuestras.
Por otro lado el autor nos muestra la memoria colectiva de un pueblo, el méxicano... a través del propio Artemio y con voces de variopintos personajes que pasaron por su vida nos hace referencia a la historia del país desde principios de siglo XIX hasta finales de los años 50.
Artemio y México.
Pero no, no estamos ante una novela histórica... si no ante la reconstrucción de la conciencia, de las entrañas del personaje.
No es la historia de Artemio en México... es México en la historia de Artemio.

Reconoceré que me resultó una obra compleja, que en ocasiones me provocó confusión... el moribundo balbucea incoherencias al mismo tiempo que nos narra sus historias, que sufre dolores, que suplica que abran las ventanas... que llama a gritos dentro de su cabeza a Regina...
No hay capítulos en sí, sino fechas... y es curioso el uso del autor de las tres primeras personas del singular:
-El "Yo" sería el momento actual, los monólogos interiores de Artemio desde su agonía, lo "escuchamos" y sentimos su dolor (no solo físico), su angustia... y ese principio de arrepentimiento que nunca parece llegar.
-El "Tú" usado como un desdoblamiento de la personalidad. Artemio se dirige a sí mismo como si él no fuese él... y reprocha a "ese" lo que nunca se reprochó a sí... (no sé como explicarlo mejor sin ser repetitiva)... la conciencia de Artemio consiguió que el sentimiento de culpa me invadiera a mí...
-El "Él" lo definiría como lo más sencillo del libro, cuando Artemio habla él, de su pasado... cuando aún no asomaba ni un resquicio de arrepentimientos ni culpas.

Y al final, la suma de esas tres voces que en reallidad son sólo una... nos llevan a la imagen desencantada y superpuesta de México (con Artemio) de como la Revolución (mexicana y "Artemiana") quedó atrás a cambio de una "buena" posición.
Olvidar los ideales siempre acaba pasando factura...

En fin, que pese a su complejidad y a esas pérdidas transitorias mías, ha sido una lectura más que satisfactoria, porque Fuentes consiguió que yo estuviera allí, acompañando a Artemio en su agonía final, ese viejo moribundo por el que tuve una mezcla de compasión y repulsión.
Al que a veces le hubiera abierto las ventanas...
Sólo a veces...
Porque aún no sé si Artemio se arrepintió o no de sus errores..